Prólogos

La imaginación histórica

Buenos Aires / Carmel (Pilar) julio de 1999
por Fermín Fevre


En la pintura que Liliana Golubinsky viene desarrollando en los últimos años aparece todo un mundo creado por situaciones y personajes que nos retrotraen a los pliegues del pasado histórico. Mapas, caballeros medievales con sus corceles, estandartes, barcos que surcan ríos, carabelas con sus velas al viento, peces, caballitos de juguete, indígenas, escenas guerreras y un sinfín de textos que cruzan las imágenes.
Todo eso está dado en escalas arbitrarias, con el tr asfondo de los mapas, de ciudades diminutas con sus murallas y un color que rompe con la represen tación convencional. Hay allí todo un mundo y una visión pictórica que lo traduce.
La artista se sitúa en lo fragmentario que puebla nuestra imaginación. Sus pinturas son como frisos en donde están presentes las imágenes más diversas; esas mismas que somos capaces de almacenar en nuestro inconsciente y que nos asaltan, sorpresivamente, en la vigilia y el sueño.
Liliana Golubinsky recrea, en cierto modo, la historia, pero lo hace sin establecer ninguna cronología, ningún discurso Iógico. Todo brota de lo perceptivo; de aquello que ha quedado involuntariamente en la memoria, en la que la visión infantil tiene un poderoso predominio. Los textos que recorren las imágenes tienen, sin duda, ese registro escolar que nunca podremos olvidar. La superposición de algunas figuras, su sentido grotesco, no dejan de ser parte de una mirada crítica que todos nosotros tuvimos alguna vez cuando éramos niños.
Un dejo de ironía está presente en este universo imaginativo de la artista, que no cae en la receta fácil del sarcasmo. No ha preferido caricaturizar, manteniéndose en un tono medido que da credibilidad al mundo visual que ha creado, sin dejar por ello de hacernos sonreír.
En un memento signado por lo trivial y lo banal en el arte -tal vez como un escapismo más de la sociedad conformista y autoindulgente en que vivimos- Liliana Golubinsky nos brinda una visión positiva, fresca, de límpido humor que se vale de la narratividad de la historia para restarle esa condición, dejándonos con el ancho horizonte de la imaginación y su capacidad creadora. El mundo, ¿no es finalmente la representación que nos hacemos de él? .
Esta artista hace, en su pintura, un camino inverso al que durante siglos desarrolló el arte. No parte de la realidad exterior para recrearla sino que la crea desde la imaginación dándole esa verosimilitud que reclamaba Picasso para las obras de arte y su capacidad para hacer de la mentira una verdad (y de la verdad una mentira, podríamos añadir).
En ese territorio de la ilusión se coloca la pintura de Liliana Golubinsky gracias a esa verdad inexcusable del artista dada por sus medios expresivos, por su capacidad de hacer de los recursos plásticos un lenguaje.